“Minotauro”, de Pierre Grimal

Teseo y el MinotauroMINOTAURO. Se da el nombre de Minotauro a un monstruo que tenía cabeza de toro y cuerpo de hombre. En realidad, se llamaba Asterio, o Asterión, y era hijo de Pasífae, esposa de Minos, y de un toro enviado por el propio Posidón a este. Minos, asustado y avergonzado al nacer este monstruo, fruto de los amores contranatura de Pasífae, mandó construir al artista ateniense Dédalo, que entonces vivía en su corte, un inmenso palacio (el Laberinto), formado por un embrollo tal de salas y corredores que nadie, excepto Dédalo, era capaz de encontrar la salida. Allí encerró al monstruo, y cada año –otros dicen que cada tres años, o incluso cada nueve– le daba en pasto a los siete jóvenes y otras tantas doncellas que, como tributo, le pagaba la ciudad de Atenas. Teseo se integró voluntariamente en el número de estos jóvenes y, gracias a la ayuda de Ariadna, consiguió no sólo inmolar al animal, sino hallar el camino de salida del palacio. Esta leyenda conserva el recuerdo de la civilización minoica, que parece haber tenido un culto del toro y palacios inmensos como los encontrados en Cnosos y otras partes por las excavaciones de Evans. El Laberinto es, efectivamente, el “palacio de la doble hacha”, símbolo que aparece repetidamente en los monumentos minoicos y que quizá tenga una significación solar.

GRIMAL, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. Buenos Aires, Paidós, 1997.