Introducción
Ilustración: Mariano Grynberg
La escritura de textos argumentativos es una tarea compleja. De hecho,
alumnos que se desempeñan muy bien en la lectura de textos de este tipo,
producen argumentaciones de un nivel muy diferente del que harían prever
sus habilidades lectoras.
La retórica es una antigua
disciplina cuyo objeto de estudio es el conjunto de procedimientos para
idear, organizar, recordar y pronunciar discursos, originalmente orales.
En este sentido, se ocupa tanto de la organización del texto como de otras
cuestiones que hoy llamamos pragmáticas: las relacionadas con el orador,
el público, el referente y el contexto donde tiene lugar la comunicación.
Este arte o disciplina se originó en Grecia, pero se desarrolla con
variantes hasta el día de hoy.
Desde un punto de vista didáctico, consideramos adecuado recurrir a los
aportes de la retórica clásica en la medida en que proporciona una
estructura clara para la producción de textos argumentativos.
Las operaciones retóricas para la producción de discursos argumentativos
Aristóteles postula en su Retórica
que son necesarias cuatro partes para la elaboración de un discurso:
- La inventio, que es proceso
para encontrar qué decir, en otras palabras, la búsqueda y selección de
los argumentos apropiados a la situación.
- La dispositio, momento de
ordenar lo que se se planea decir, o sea, la información y los
argumentos recabados durante la
inventio.
- La elocutio, etapa en la que
se piensa cómo se van a plantear los argumentos, la «puesta en palabras»,
cómo se va a decir lo que se va a decir. Es el momento de elegir qué
figuras retóricas se van a utilizar con la finalidad de persuadir al
receptor.
- La actio, etapa en la que el
orador representa el discurso como un actor, es decir, lo realiza
mediante la voz y los gestos (recordemos que la retórica clásica está
orientada a textos orales).
Si bien estas cuatro etapas son prototípicamente sucesivas, lo cierto es
que, muchas veces, la elocutio puede ser simultánea a la dispositio
y también a la inventio. Por otro lado, cabría señalar que
mientras las partes 2 y 3 conforman el texto, 1 y 4 están fuera, ya que la
inventio implica una indagación del referente y la actio
es la comunicación misma del texto. Finalmente, mientras la dispositio
se ocupa de niveles macroestructurales y superestructurales de la
organización textual, la elocutio está situada en el nivel
microestructural, es decir, en el de las oraciones o grupos de oraciones.
Para la dispositio, que implica la estructuración de los
elementos del discurso, algunos retóricos proponen cuatro grandes partes:
- La introducción, cuya
finalidad es, por un lado, despertar la atención del público y, por
otro, presentar el plan de la argumentación.
- La exposición de
los hechos o narración, en la que se presenta información
pertinente sobre el tema en cuestión.
- La exposición de los argumentos,
momento del discurso en el que se presentan pruebas o razones. Comprende
a su vez tres elementos: a) una definición resumida de la cuestión, b)
la exposición propiamente dicha de los argumentos a favor de lo que se
quiere demostrar y c) la altercatio,
que es una especie de diálogo ficticio en el que el orador se enfrenta
con el adversario. La refutación es una respuesta a los argumentos del
oponente, argumentos que este ya pudo haber pronunciado o que el orador
anticipa como futuras objeciones y, según varios tratadistas, forma
parte de la altercatio;
- El epílogo o clausura del
discurso, en el que se resume el tema, se recapitula lo dicho, y se
apela nuevamente a los sentimientos del auditorio.
Propuesta
La escritura de textos argumentativos requiere de distintas operaciones:
- - Búsqueda de información, es decir, lectura de textos (no
necesariamente argumentativos) sobre el tema. Sin este paso, el texto
producido no sobrepasa, habitualmente, la mera opinión infundada o el
sentido común. En términos de Tomás Albaladejo: «Como es sabido, para
que la dispositio pueda darse es absolutamente necesaria la
actuación de la inventio, pues sin los materiales
proporcionados por esta no puede aquella producir construcción textual
alguna».
- - Debate oral para proponer y analizar argumentos a favor y en contra
del el tema en cuestión. Este debate puede organizarse dividiendo al
curso en dos grupos, o puede ser el profesor quien discuta con la clase.
El resultado de este intercambio son dos series de argumentos, que se
pueden listar en el pizarrón.
- - Planificación del texto. Se puede seguir la estructura de la dispositio
planteada antes. Habitualmente, se empieza por la narración, se sigue
con la exposición de los argumentos y la refutación. La introducción se
planifica al final, al igual que la conclusión.
- - Redacción de un borrador, corrección y elaboración de una nueva
versión. Los sucesivos ajustes de la redacción surgen del intercambio de
los alumnos con el docente y también de nuevas consultas a los textos
que se usaron como fuentes: diccionarios comunes y de sinónimos,
normativas, gramáticas.