Cuidados en la producción y conservación de los alimentos

Alimentarnos es esencial para mantenernos vivos y crecer. La comida nos brinda la energía y los nutrientes necesarios para desarrollarnos, para mantener las defensas del organismo contra las enfermedades y para realizar nuestros trabajos. Pero si la comida está contaminada puede provocar enfermedades. Por eso debemos tener cuidado al comprar y preparar los alimentos.

Dibujos de alimentos varios: carnes, pollo, leche, queso, etc.










¿Qué es un alimento contaminado?

Un alimento está contaminado cuando contiene organismos o microorganismos vivos riesgosos para la salud y cuando contiene sustancias químicas, minerales u orgánicas extrañas a su composición normal, sean o no tóxicas o desagradables a simple vista. También, si contiene componentes naturales tóxicos en concentraciones mayores a las permitidas.

La contaminación puede ser física, química o biológica.

En la mayoría de los casos el alimento no se contamina de manera intencional, sino por falta de cuidado o desconocimiento de las pautas de elaboración. La experiencia demostró que que la mayoría de las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) son causadas por bacterias.

¿Qué es una bacteria?

Una bacteria es un microorganismo constituido por una sola célula. Es muy pequeña, puede medir 0,0005 mm, y solo podemos verla a través de un microscopio. Al igual que nosotros, necesita del alimento para vivir y multiplicarse. En condiciones adecuadas puede dividirse en dos cada 20 minutos; esto produce más de mil millones de bacterias al cabo de 10 horas, a partir de una sola célula. Entre los factores que afectan el crecimiento de una bacteria, los más importantes son la temperatura, la acidez o pH, la disponibilidad de agua, el oxígeno y el tiempo.

gráfico de barras que muestra la multiplicación de bacterios a lo largo de 12 horas

Crecimiento exponencial de las bacterias.



















La temperatura

Dibujo de un termómetro con distintas caras

Las bacterias que causan enfermedades al ser humano pueden ser de tres tipos.
Mesófilas, que tienen una temperatura óptima de crecimiento entre los 30 °C y 42 °C. Estas bacterias detienen su crecimiento alrededor de los 8 °C, temperatura que no las mata; tampoco mueren a la temperatura de congelación de los alimentos (-18 °C). Estas bacterias tienen la propiedad de volver a multiplicarse cuando regresan a temperaturas favorables. Por encima de los 60 °C comienzan a alterarse; si la temperatura llega a 100 °C, y se mantiene por algunos minutos, sólo sobreviven las denominadas esporas. Debido a esta característica de las bacterias con relación a la temperatura, hay una zona entre los 10 °C y los 60 °C que se considera «zona de peligro». No se deben dejar los alimentos que se van a consumir en ese rango de temperatura, ya que existe la probabilidad de que esas bacterias se multipliquen. Lo recomendado es cocinar los alimentos y consumirlos. Si deben conservarse, habrá que hacerlo en heladera por debajo de los 10 °C o en conservadoras de calor por encima de los 60 °C.

Termófilas, que prefieren el calor y crecen mejor entre los 55 °C y 65 °C.

Psicrófilas, las cuales prefieren el frío y su temperatura para reproducirse está entre los 10 °C y 20 °C.



Acidez/pH

La acidez o alcalinidad se mide por el pH, un número que representa la concentración de iones hidrógeno en una solución. El agua tiene un pH neutro de 7. Por debajo de este número la solución se considera ácida, con una mayor concentración de iones hidrógeno, y por encima, alcalina.
La mayoría de los alimentos tiene un pH de alrededor de 7 o levemente ácido; aunque algunos cítricos y los pickles pueden llegar a valores mucho más bajos. Un alto porcentaje de las bacterias (patógenas) que causan enfermedades crecen en un medio con un pH de alrededor de 7. Un alimento con un pH menor a 4,5 se considera, generalmente, libre de bacterias patógenas.

El oxígeno

Algunas bacterias necesitan oxígeno para vivir: bacterias aerobias, mientras que las anaerobias crecen y se desarrollan sin él en su ausencia, y existe un tercer grupo: anaerobias facultativas, que crecen en ambas situaciones.

Disponibilidad de agua

Las bacterias están formadas por un 80% de agua y necesitan de ella para vivir, pero no les sirve si está en estado sólido (hielo) o gaseoso. Tampoco si el agua está combinada con sólidos, por ejemplo sal o azúcar. Es por esta razón que algunos alimentos son estables y no se alteran rápidamente y otros se descomponen a los pocos días.


El tiempo

Posiblemente el tiempo sea el factor más importante para la reproducción de las bacterias. Estas pueden crecer a valores peligrosos en las condiciones adecuadas, pero solo si disponen del tiempo suficiente.


¿Cómo llegan las bacterias a los alimentos?

Los microorganismos se encuentran en todas partes y llegan a los alimentos de diversas maneras:

¿Cómo se transmiten las bacterias a través de los alimentos?

Las bacterias causan enfermedades a través de dos mecanismos: la infección y la intoxicación.

La infección ocurre cuando las bacterias entran al organismo junto con el alimento en cantidad suficiente para que algunas sobrevivan a la acidez del estómago y pasen al intestino delgado, donde se alojan y multiplican produciendo los síntomas de la enfermedad.

En la intoxicación, en cambio, las bacterias crecen en el alimento produciendo toxinas que al ser ingeridas provocan la enfermedad.

¿Es tan fácil enfermarse? El número de microorganismos necesarios para producir una enfermedad depende del tipo de bacteria, lo peligrosa que esta sea, el estado de salud de la persona y el alimento que consumió, entre otros factores.

Las enfermedades más comunes son: salmonelosis, estafilococia, botulismo, diarrea por Escherichia coli, cólera etc. Pueden causar desde diarrea, vómitos y náuseas hasta problemas neurológicos severos y muerte. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen a los pocos días. Sin embargo, hay sectores de la población que son más delicados y a los cuales hay que prestar mayor atención: los recién nacidos, las personas mayores, las mujeres embarazadas, las personas que están bajo tratamiento médico.


Consideraciones generales para la elaboración de los alimentos

Para evitar enfermedades debemos tener ciertos cuidados al preparar nuestros alimentos.

Limpieza

Temperatura

Heladera

Organismos de consulta

En todo el mundo se le da cada vez más importancia al problema de la transmisión de enfermedades por los alimentos. Hasta el 70% de las diarreas que se producen pueden ser el resultado de ingerir comida o agua contaminadas. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud publicó las Diez reglas de oro para la preparación higiénica de los alimentos, una guía para la elaboración segura de los alimentos en los hogares.

En la Argentina la elaboración de alimentos está legislada por el Código Alimentario Argentino. Para asesorarse sobre el tema alimentos, los industriales y consumidores pueden recurrir al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) que ha creado distintos centros de atención según las materias primas que se utilicen en los alimentos. En el Parque Tecnológico Miguelete hay una entidad se encuentra el Centro de Investigación en Tecnologías de Industrialización de Alimentos (CEIAL), entidad que asiste a las empresas en temas de desarrollo de nuevos productos, ensayos y análisis sobre materias primas, y todo lo relacionado con la mejora continua de la calidad de los productos de origen vegetal. El Centro de Investigación y Tecnología Industrial de Carnes (CITECA), se ocupa de los insumos de origen animal y tiene una planta piloto para que los industriales puedan ensayar nuevas líneas de productos. El Centro de Investigaciones Tecnológicas de la Industria Láctea (CITIL), trabaja en la investigación y asesoramiento sobre los productos de origen lácteo; cuenta también con una planta piloto en Rafaela, provincia de Santa Fe. Además, el INTI tiene otros centros en distintas regiones de la Argentina, que asesoran en temas alimentarios según las necesidades de cada zona.

De igual modo, la Secretaría de Agronomía, Ganadería, Pesca y Alimentación, a través de la Dirección de Promoción de la Calidad Alimentaria, capacita y apoya a la industria en la mejora e implementación de sistemas que contribuyan a aumentar la calidad de sus productos.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), por su parte, tiene competencia en todo lo referente al control y fiscalización de la sanidad de los productos que puedan afectar la salud humana. Esto comprende los alimentos acondicionados, incluyendo los insumos específicos, aditivos, colorantes, ingredientes utilizados en la alimentación humana, como también los de uso doméstico y los materiales que se ponen en contacto con los alimentos. A través del Instituto Nacional de Alimentos, INAL, la Anmat programa cursos para inspectores y detecta y controla -en coordinación con hospitales y otras instituciones- las enfermedades transmitidas por alimentos (vigilancia alimentaria). La Anmat ha organizado la Red Bromatológica Nacional de registro de establecimientos y productos, que permite incrementar el control que se realiza sobre las empresas (a través de inspecciones) para garantizar las buenas prácticas de manufactura y la calidad de los productos ya aprobados. Llegar a un control eficiente depende de la responsabilidad del productor para con la salud pública y para cuidar su negocio y sus clientes, y de la de estos para asumir un rol importante de control mediante la selectividad y la exigencia a sus proveedores. Para esto, la educación y el conocimiento de la población son fundamentales.


Diez reglas de oro para la preparación higiénica de los alimentos

  1. Elegir alimentos tratados con fines higiénicos. Mientras que muchos alimentos están mejor en estado natural (por ejemplo, las frutas y las hortalizas), otros solo son seguros cuando son procesados. Conviene siempre adquirir la leche pasteurizada en vez de cruda y, si es posible, comprar pollos (frescos o congelados) que hayan sido tratados por irradiación ionizante, que es un proceso para eliminar los microorganismos. Al hacer las compras hay que tener presente que los alimentos se tratan tanto para que se conserven mejor como para que resulten más seguros desde el punto de vista sanitario. Algunos de los alimentos que se comen crudos, como la lechuga, deben lavarse cuidadosamente.
  2. Cocinar bien los alimentos. Muchos alimentos crudos, en particular las carnes y la leche no pasteurizada, están a menudo contaminados por agentes patógenos. Estos pueden eliminarse si se cocinan bien los alimentos. No hay que olvidar que la temperatura aplicada debe llegar, al menos, a 70 °C en toda la masa. Si el pollo asado se encuentra todavía crudo junto al hueso, habrá que ponerlo de nuevo en el horno hasta que esté bien cocido. Los alimentos congelados (carnes, pescado) deben descongelarse completamente antes de ser cocinados.
  3. Consumir inmediatamente los alimentos cocinados. Cuando los alimentos cocinados se enfrían a la temperatura ambiente, los microbios comienzan a proliferar. Cuanto más se espera, mayor es el riesgo. Para no correr peligro, conviene comer los alimentos inmediatamente después de cocinarlos.
  4. Guardar cuidadosamente los alimentos cocinados. Si se quiere tener en reserva alimentos cocinados o simplemente guardar las sobras, hay que prever su almacenamiento en condiciones de calor, cerca o por encima de 60 °C, o de frío, cerca o por debajo de 10 °C. Esta regla es vital si se pretende guardar comida durante más de cuatro o cinco horas. En el caso de los alimentos para lactantes, lo mejor es no guardarlos. Un error muy común, al que se deben muchos casos de intoxicaciones alimentarias, es meter en la heladera una cantidad excesiva de alimentos calientes. En una heladera abarrotada, los alimentos cocinados no se pueden enfriar por dentro tan rápidamente como es deseable. Si la parte central del alimento sigue estando caliente (a más de 10 °C) demasiado tiempo, los microbios proliferan y alcanzan rápidamente una concentración que puede causar enfermedades.
  5. Recalentar bien los alimentos cocinados. Esta regla es la mejor medida de protección contra los microbios que puedan haber proliferado durante el almacenamiento (un almacenamiento correcto retrasa la proliferación bacteriana pero no destruye los gérmenes). Un buen recalentamiento implica que todas las partes del alimento alcancen al menos una temperatura de 70 °C.
  6. Evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocidos. Un alimento bien cocinado puede contaminarse si tiene el más mínimo contacto con alimentos crudos. Esta contaminación cruzada puede ser directa, como sucede cuando la carne cruda de pollo entra en contacto con alimentos cocinados. Pero también puede ser indirecta. No hay que preparar jamás un pollo crudo y utilizar después la misma tabla de picar y el mismo cuchillo para cortar el ave cocida, porque podrían reaparecer todos los posibles riesgos de proliferación bacteriana y de enfermedades que había antes de cocinar el pollo.
  7. Lavarse las manos a menudo. Lavarse bien las manos antes de empezar a preparar los alimentos y después de cualquier interrupción (especialmente si se cambió a un bebé o se fue al baño). Después de preparar alimentos crudos, como pescado o carnes, habrá que lavarse de nuevo antes de manipular otros productos alimenticios. En caso de infección en las manos, habrá que vendarlas o recubrirlas antes de entrar en contacto con alimentos. Ciertos animales domésticos (perros, gatos, pájaros y especialmente tortugas) albergan a menudo agentes patógenos peligrosos que pueden pasar de las manos a los alimentos.
  8. Mantener muy limpias todas las superficies de la cocina. Como los alimentos se contaminan fácilmente, conviene mantener perfectamente limpias todas las superficies utilizadas para prepararlos. No hay que olvidar que cualquier desperdicio, migaja o mancha puede ser un reservorio de gérmenes. Los paños que entran en contacto con platos o utensilios deben cambiarse frecuentemente y ser hervidos antes de cada uso. También deben lavarse los trapos utilizados para limpiar los pisos.
  9. Proteger los alimentos de insectos, roedores y otros animales. Los animales suelen transportar microorganismos patógenos que originan enfermedades alimentarias. La mejor protección es guardar los alimentos en recipientes bien cerrados.
  10. Utilizar agua segura. El agua segura es tan importante para preparar los alimentos como para beber. Si el suministro de agua no inspira confianza, conviene hervir el agua antes de añadirla a los alimentos o de hacer hielo para enfriar las bebidas. Sobre todo hay que tener cuidado con el agua utilizada para preparar la comida de los lactantes.

Código Alimentario Argentino (CAA)

A lo largo de sus primeros capítulos el Código Alimentario Argentino determina las normas que deben seguir los establecimientos que elaboran alimentos y establece que estos deben ser autorizados para funcionar. Recomienda a la industria solicitar la asistencia técnica de un profesional, que deberá comprobar que las materias primas sean aptas para el consumo, realizar los ensayos que considere necesarios y luego controlar los aspectos físico, químico y microbiológico de los productos elaborados para que se ajusten a la composición que fue declarada y autorizada.

El código también indica cómo debe ser el edificio, según se elaboren chacinados, conservas alimenticias, pastas o aceites comestibles, por ejemplo. Asimismo, establece la vestimenta y las condiciones de higiene que debe cumplir el personal que trabaja en la industria alimentaria. Hay un capítulo relativo a los envases, utensilios, papeles y recipientes que van a estar en contacto con los alimentos; describe qué componentes se permiten: por ejemplo, establece cómo debe ser el papel de los saquitos de té.

Otro capítulo importante está referido al rotulado de los alimentos. El rotulado debe incluir los siguientes datos: nombre, marca, ingredientes, peso neto y escurrido, conservantes, instrucciones para la conservación, fecha de elaboración y vencimiento e identificación de la empresa. Las normas vigentes no requieren incluir la composición nutricional en los productos que no sean dietéticos o que no tengan alguna característica especial; en cambio, cuando el producto se promociona por algún beneficio, por ejemplo «sin colesterol», debe presentar los valores correspondientes.

Algunos capítulos del código se ocupan de distintos alimentos: lácteos, harinas, bebidas hídricas, carnes, vegetales, etc. Allí se define cada uno de ellos y se describe qué características debe tener para que pueda ser rotulado como tal; por ejemplo, por helado se entiende el producto obtenido de mezclas líquidas congeladas constituidas, fundamentalmente, por leche, derivados lácteos y agua. Se menciona, además, qué se puede agregar a cada alimento y lo que no está permitido; se habla de la composición de los mismos y se dan valores microbiológicos aceptados. El Código Alimentario Argentino ha sido ampliado para los países del Mercosur.

Bibliografía comentada

ADAMS, M. y MOTARJEMI, Y. (1999). Basic Food Safety for Health Workers. Ginebra: World Health Organization.
Dirigido a los trabajadores de la salud. Informa acerca de la naturaleza de las enfermedades transmitidas por los alimentos, su epidemiología, el rol del alimento en la transmisión de infecciones e intoxicaciones y sus consecuencias económicas, y las medidas para mejorar la seguridad alimentaria.

DELGADO, A. M. y otros. Elaborando Alimentos. «Manual n.° 2». Municipalidad de Rosario.
Publicación realizada por la Dirección General de Saneamiento para promover la higiene y la correcta conservación de los alimentos. Está dirigida a la capacitación del personal de la industria alimentaria.

JACOB, M. (1990). Manipulación correcta de los alimentos. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.
Dirigido a gerentes de industrias alimentarias. Informa cómo se contaminan los alimentos y las medidas para evitarlo. Orienta sobre un programa de capacitación para el personal de las empresas.

Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación. (1996). Guía de alimentación para los argentinos.
Dirigido a los consumidores, informa sobre los tipos de alimentación para algunas enfermedades; aconseja sobre nutrición y compra de alimentos. Contiene, además, algunas recetas.


Glosario

Autorizada: para que un producto se pueda vender para consumo humano, su fórmula debe estar analizada y aprobada por las autoridades sanitarias correspondientes. Cuando esto se realiza, el producto obtiene un número de registro acompañado por una sigla según el lugar donde fue asentado.

RNPA: Registro Nacional de Producto Alimenticio.
RPPA: Registro Provincial de Producto Alimenticio.
RMPA: Registro Municipal de Producto Alimenticio.
El establecimiento también cuenta con un número de registro y una sigla.
RNE: Registro Nacional de Establecimiento.
RPE: Registro Provincial de Establecimiento.
RME: Registro Municipal de Establecimiento.


Estos datos son imprescindibles para que el consumidor pueda efectuar reclamos ante cualquier anormalidad.

Botulismo: enfermedad causada por la toxina que desarrolla el Clostridium botulinum, un microorganismo anaerobio, formador de esporas y por lo tanto peligroso en alimentos enlatados y envasados al vacío. La toxina puede ser destruida por ebullición, y es potencialmente letal aun en pequeñas dosis. El período de incubación varía entre 12 y 96 horas y los síntomas incluyen vértigo, dolor de cabeza, cansancio y visión doble; también sequedad en la boca y dificultad al tragar; puede causar la muerte por parálisis de los músculos de la garganta. Los principales brotes se debieron a conservas caseras de carne, pescado y hortalizas enlatadas o metidas en frascos, condimentos (pimienta), pescado y productos relacionados. El tratamiento de esterilización industrial de las conservas asegura su calidad, pero siempre se deben desechar las latas hinchadas, golpeadas u oxidadas. Otras maneras de prevenirse son lavar bien los vegetales, conservar los alimentos que lo permitan a pH menores de 4,5, refrigerar los alimentos y hervir durante 15 minutos todo producto envasado en casa.

Cólera: enfermedad intestinal grave causada por el Vibrio cholerae. Se caracteriza por una diarrea con deposiciones abundantes y acuosas, vómitos y deshidratación rápida; puede llevar a la muerte por deshidratación. El período de incubación va desde algunas horas hasta 5 días. La enfermedad se transmite por la ingesta de agua contaminada por heces o por alimentos que han sido contaminados por agua, manos sucias o moscas. Los principales alimentos involucrados son el pescado crudo, los mariscos y las verduras crudas mal lavadas.

Diarrea por Escherichia coli: el período de incubación va de 12 a 72 horas y los síntomas son fiebre, vómitos, diarrea y dolor abdominal; también puede haber sangre y moco en las deposiciones. Las principales fuentes de contaminación son el agua y los alimentos contaminados con materia fecal. Los manipuladores de alimentos, los utensilios y las superficies contaminadas son la principal vía de transmisión. Los alimentos involucrados incluyen carne picada, leche cruda y vegetales. Un integrante de esta familia de bacterias produce el síndrome urémico hemolítico, muy peligroso en niños pequeños. Una manera de prevenirse es cocinar bien el interior de las carnes, especialmente las hamburguesas, ya que han sido una de las causas principales de los brotes.

Estafilococia: intoxicación producida por la toxina Staphylococcus aureus, un microorganismo aerobio y anaerobio facultativo que no forma esporas, resistente a la falta de agua y a la elevada concentración salina. La toxina es resistente al calor y puede sobrevivir a una ebullición de más de 1 hora, por lo tanto se debe evitar la formación de la misma. El período de incubación es corto y los síntomas aparecen muchas veces en forma abrupta, entre 1 y 6 horas después de ingerir el alimento, con severas náuseas, vómitos, deshidratación y debilidad. Los manipuladores de alimentos son la principal vía de contagio, ya que la bacteria se aloja en la piel, nariz, garganta y heridas. Si las condiciones son favorables, se multiplica y produce la toxina. Los alimentos que más fácilmente pueden contaminarse son el jamón, las ensaladas con carne y huevo, los productos con crema, los helados y los quesos.

Salmonelosis: una de las ETA más difundidas, producida por la Salmonella. Esta es un microorganismo aerobio, resistente a la congelación y la deshidratación pero sensible al calor. No forma esporas. La enfermedad tiene un período de incubación de entre 6 y 48 horas y sus síntomas característicos son fiebre, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. Los principales alimentos implicados son la leche, las carnes y los huevos. Para prevenir la salmonelosis hay que evitar la contaminación cruzada, cocinar correctamente las carnes y los huevos, lavarse meticulosamente las manos después de manipular carnes crudas y huevos, y consumir leche pasteurizada.

textos: Liliana Weisenberg.
ilustraciones: Luis del Castillo y César Pucciarello.
edición: María del Carmen Caeiro.