Algunas características del pueblo Huarpe

Los huarpes se dividieron en tres grandes grupos, según la ubicación geográfica: Norte (San Juan): Huarpes Allentiac Sur (Mendoza): Huarpes Milcayac Este (San Luis): Huarpes Puntanos El imperio incaico con el Inca Pachacutec a la cabeza logró su máxima expansión en el siglo XV. En su conquista sometieron a los Huarpes, quienes adoptaron muchas de sus costumbres, tales como la vestimenta y los cultivos de maíz y quinoa Los huarpes eran politeístas. El dios más venerado y respetado era Hunuc Huar. Para ellos este dios habitaba en las montañas. También adoraban al sol, las estrellas, la luna y los ríos. En las aldeas existía la presencia de un hechicero llamado “machi”. Este era el encargado de curar a los enfermos y de pedir protección a los muertos para realizar su viaje a la montaña de Hunuc Huar. El sepelio de un difunto respondía a un acto social. Se llevaba a cabo con danzas al compás de un tambor (uno de los pocos instrumentos huarpes), ingerían hasta la embriaguez una bebida alcohólica que fabricaban con la chaucha del algarrobo a la que llamaban "aloja". La creencia era que el muerto emprendía un viaje al más allá, donde habitaría las montañas en compañía de Hunuc Huar. Para ello colocaban en sus tumbas: mantas, ropas, bebidas, comida y objetos personales. El Levirato y la Sororato fueron dos aspectos importantes en la estructura social huarpe. Por medio del levirato, al morirse el marido, la viuda y los hijos pasan a depender del hermano menor del fallecido. Con el sororato, al casarse el varón adquiere el derecho de casarse con las demás hermanas menores de la novia. En relación a la vestimenta, y debido a las características del relieve del departamento de Tunuyán se estima que eran dos tipos de vestimenta: La que correspondía a la zona montañosa: utilizaban dos mantas. una que desde la cintura llegaba hasta las rodillas. Otra sobre los hombros que se ajustaba al pecho, sujetada por delante con una espina de cactácea o alguna otra especie de pincho. En la zona de planicie adoptaron la “camiseta andina”, la cual tenía en su confección mucha influencia incaica. Era una especie de camiseta larga tejida, sin mangas o con mangas cortas. (Hasta fue de uso común entre otros pueblos). Algunas mujeres adornaban sus prendas con pieles de guanaco que ataban a los hombros o ceñían a la cintura. También se adornaban con largos collares. Las viviendas también variaban de acuerdo al microclima donde se encontraban: en los cerros eran de piedra y en el pedemonte de barro y paja. Emplearon figuras antropomorfas para alfarería o tallados de piedra; hicieron pictografías (Antofagasta de la Sierra), pero sobresalieron en la cestería. En el Arte y Vocabulario de la lengua en general del Reino de Chile, obra escrita por Andrés Fabres (Lima 1765), hallamos que la etimología de la palabra “Cuyo”, país que habitaban los “Warpes” significa, en el idioma araucano, Cuyum puulli, tierra arenisca, naturales de que participa este suelo; pero de aquí no se desprende que los “Warpes” traigan su origen de los “Araucanos”, pues en el idioma “Quichua” la palabra “Cuyo” significa: Vasallos de los monarcas del Perú. Las influencias incaicas no hicieron abandonar prácticas muy arraigadas como la caza y la pesca. Los warpes que vivían en los valles cercanos a los ríos, eran agricultores, sembraban maíz, quinoa, zapallo y calabaza. Aprovechaban para cultivar el agua de los ríos de montaña, formados por el deshielo del verano. Conocían los lugares más adecuados para sembrar y las épocas de siembra y de recolección.  El algarrobo era el árbol que les proporcionaba el alimento más importante de su dieta. Con sus semillas molidas hacían harina para fabricar el “patay” o pan indio y también una bebida alcohólica: la “aloja”. Eran tejedores de fibras vegetales (totora). Confeccionaban cestos o canastas de diferentes formas y tamaños, especialmente para uso doméstico. Estos eran adornados con lanas de diversos colores. Trabajaban la cerámica fina y fabricaban vasijas y cacharros a los cuales pintaban con figuras casi siempre de formas geométricas. También fueron cazadores y recolectores. Usaban el arco y la flecha para cazar guanacos, liebres y ñandúes. Pescaban y cazaban patos y otras aves acuáticas. Las mujeres warpes recolectaban frutos, semillas, raíces y huevos. Tallaban punta de proyectiles con piedras que enlazaban a largas lanzas de madera. También utilizaban arcos, flechas, hondas y boleadoras. Con estas últimas cazaban guanacos y ñandúes al pie de la cordillera. Alonso de Ovalle, un sacerdote jesuita y cronista chileno, observó el método huarpe para “cazar”: seguían al animal trotando constantemente durante 2 ó 3 días (casi sin poder beber ni comer) al cabo de los cuales el animal, agotado, nada podía hacer para evitar su captura. Con respecto a la “pesca”, utilizaron una balsa hecha con junco o totora fuertemente atados que impulsaban con una larga vara que manejaban parados en su parte posterior. Pescaban con una lanza. La laguna era la de Guanacache y allí también cazaban patos: ponían una calabaza en su cabeza y se introducían al agua, al acercarse un pato, lo tomaban y sumergían velozmente sin hacer ruido (evitando así el alboroto).