El derecho a los alimentos
Desde
sus inicios, la Organización de las Naciones Unidas ha establecido el
acceso a una alimentación adecuada como derecho individual y
responsabilidad colectiva. La Declaración Universal de Derechos Humanos
de 1948 proclamó que «Toda persona tiene derecho a un nivel de vida
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación...». Casi 20
años después, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (1996) elaboró estos conceptos más plenamente, haciendo
hincapié en «el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado
para sí y su familia, incluso la alimentación...», y especificando «el
derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre».
Así
pues, ¿qué diferencia hay entre el derecho a estar protegidos contra el
hambre y el derecho a tener una alimentación adecuada? El
primero de estos derechos es fundamental. Significa que el Estado tiene
la obligación de asegurar, por lo menos, que las personas no mueran de
hambre. Como tal, está intrínsecamente asociado al derecho a la vida.
Además, no obstante, los Estados deberían hacer todo lo posible por
promover un disfrute pleno del derecho de todos a tener alimentos
adecuados en su territorio, en otras palabras, las personas deberían
tener acceso físico y económico en todo momento a los alimentos en
cantidad y de calidad adecuadas para llevar una vida saludable y activa.
Para
considerar adecuados los alimentos se requiere que además sean
culturalmente aceptables y que se produzcan en forma sostenible para el
medio ambiente y la sociedad. Por último, su
suministro no debe interferir con el disfrute de otros derechos
humanos, por ejemplo, no debe costar tanto adquirir suficientes
alimentos para tener una alimentación adecuada, que se pongan en
peligro otros derechos socioeconómicos, o satisfacerse en detrimento de
los derechos civiles o políticos.
La relación entre los derechos Los
derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales
proclamados en la Declaración Universal se consideran
interdependientes, interrelacionados, indivisibles y de igual
importancia. Para disfrutar plenamente del derecho a los alimentos las
personas necesitan tener acceso a la atención médica y la educación,
respeto a sus valores culturales, el derecho a la propiedad privada y
el derecho a organizarse económica y políticamente. Sin
los alimentos adecuados, las personas no pueden llevar una vida
saludable y activa. No pueden tener un empleo. No pueden cuidar a sus
hijos y estos no pueden aprender a leer y escribir. El derecho a los
alimentos atraviesa la totalidad de los derechos humanos. Su
satisfacción es esencial para combatir la pobreza, y está en el centro
del mandato de la FAO de asegurar un mundo sin hambre.
Fuente: FAO