San Martín equipó su regimiento de granaderos con armas similares a su sable corvo ya que lo consideraba esencial para los ataques de carga de caballería. Decidió montar una fábrica de armas en el campamento de El Plumerillo (Mendoza), donde se elaboraron fusiles, bayonetas, cañones y municiones. En los cuarteles de campo de El Plumerillo, dirigió simulacros de ataque, prácticas de tiro y ejercicios de artillería. Recursos «Proclama José de San Martín al Ejército de los Andes antes de la batalla de Chacabuco», en Archivo de documentos históricos de educ.ar, portal educ.ar. «Lo que no me deja dormir no son los enemigos, sino cómo atravesar esos inmensos montes». San Martín calculó con gran precisión la conformación del ejército y las rutas que recorrería, aunque lo que más le preocupaba era el desafío que representaba el «macizo andino» como él llamaba a la cordillera de los Andes. La cordillera de los Andes no tenía caminos marcados previamente por lo que las columnas tuvieron que ir creando senderos a través de lechos de ríos y peligrosos caminos de cornisa. En muchos casos estos senderos tenían un ancho de 30 a 50 centímetros, solo aptos para el paso a mula. Recursos «Los Andes» en Especial 17 de agosto de la Dirección General de Escuelas, Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires. ` «Desde el año 1833, en que fui atacado de cólera, me quedó una enfermedad de nervios que me ha tenido varias veces a las márgenes del sepulcro; en el día me encuentro restablecido a beneficio de los aires del campo en donde vivo y, más que todo, a la vida enteramente aislada y tranquila que sigo». «Las bibliotecas, destinadas a la educación universal, son más poderosas que nuestros ejércitos para sostener la independencia». La úlcera del General se generó por las tensiones políticas, militares y económicas de la época. Tomaba licencias para recuperar su salud y pasaba largas estadías en la provincia de Córdoba. Recursos «Tras los pasos de San Martín», portal educ.ar.