Para vivir con salud es bueno…
1. Comer con moderación e incluir alimentos variados en cada comida.
2. Consumir todos los días leche, yogures o quesos. Es necesario en
todas las edades.
3. Comer diariamente frutas y verduras de todo tipo y color.
4. Comer una amplia variedad de carnes rojas y blancas, retirando la
grasa visible.
5. Preparar las comidas con aceite preferentemente crudo y evitar la
grasa para cocinar.
6. Disminuir los consumos de azúcar y sal.
7. Consumir variedad de panes, cereales, pastas, harinas, féculas y
legumbres.
8. Disminuir el consumo de bebidas alcohólicas y evitarlo en niños,
adolescentes, embarazadas y madres lactantes.
9. Tomar abundante cantidad de agua potable durante todo el día.
10. Aprovechar el momento de las comidas para el encuentro y diálogo con
otros.
[…] En nuestro país tenemos dos tipos de problemas
nutricionales, unos por exceso y otros por déficit - En
el primer caso
encontramos las enfermedades crónicas (obesidad, diabetes,
hipertensión, problemas cardiovasculares, etc.) donde los estilos de
vida de la población adulta están estrechamente relacionados con la
alimentación, y cada vez se dan a edades más tempranas. -
En el segundo caso, se trata de enfermedades como la desnutrición
crónica o la ausencia de nutrientes específicos. Ambos
problemas se pueden prevenir con una alimentación saludable y
equilibrada. En la Argentina existe una gran variedad de alimentos, sin
embargo el principal problema alimentario de muchas personas es la
dificultad para acceder a una alimentación adecuada, como así también
la de hábitos inadecuados, que llevan a decidir erróneamente en qué
alimentos gastar los recursos. Existen varios factores que no siempre
favorecen que tengamos una “buena alimentación”; entre ellos
están: - Gustos y hábitos alimentarios
- Los alimentos que tengamos a nuestro alcance y podamos adquirir, ya
sea por motivos económicos, barreras geográficas, estacionalidad, etc.
- Las costumbres de la familia y la sociedad en que vivimos. -
Creencias individuales y sociales. Se puede suponer que tal alimento
“hace bien” o “hace mal” o “engorda” y ello hacer que los consumamos o
dejemos de hacerlo.
[…]
Fuente: Plan Argentina Saludable, Ministerio de Salud,
Presidencia de la Nación