Base ant�rtica Esperanza

Base ant�rtica Esperanza.

La Ant�rtida no es un continente cualquiera: es el �nico que no tiene poblaci�n aut�ctona; las dos terceras partes de agua dulce del mundo se encuentran all�; es el �ltimo reducto de aire 100% puro del globo. En el interior del continente llueve menos que en el desierto del Sahara. Y es el lugar m�s fr�o de la Tierra. Aqu� encontrar�n otros datos interesantes sobre el continente blanco.

Una existencia prevista

La existencia de un continente austral fue conjeturada muchos siglos antes de ser comprobada. Ya en el siglo V a. C., los antiguos griegos consideraban que en un planeta esf�rico, para contrapesar las masas continentales del hemisferio Norte deb�a existir un continente de similares dimensiones en el hemisferio Sur. Y as� denominaron al ignoto continente con el nombre de Antiartkos, por oposici�n al �rtico, nombre de la estrella polar de la constelaci�n de la Osa (Artkos, en griego).

Los dos mapas que se ven a continuaci�n reflejan el rudimentario conocimiento que se ten�a del continente ant�rtico en los siglos XVI y XVII. El primero es de 1593, y se debe al flamenco Gerard de Jode. En �l se representa Am�rica del Sur con el nombre �Brasilia et Peruvia�. N�tese que Tierra del Fuego est� ligada con la Ant�rtida. Las Islas Malvinas figuran con la denominaci�n Islas de Acengam. Como se podr� observar, se trata de un t�pico mapa medieval profusamente decorado, con ilustraciones de monstruos, ciudades, bosques y monta�as.


Mapa de 1593

Mapa de 1593.

El siguiente mapa es unos sesenta a�os posterior. Su autor es Jan Jansson (1596-1664), tambi�n flamenco. Su obra comprende el trazado de varios atlas. Jansson utiliza otro tipo de proyecci�n, y diferencia Tierra del Fuego de la Ant�rtida. Esta �ltima aparece identificada como �Terra Australis Incognita� (tierra austral desconocida).

Mapa del siglo XVII

Mapa del siglo XVII.


Algunos datos geogr�ficos


La vida

Las condiciones clim�ticas de la Ant�rtida son tan rigurosas que la vida solo es posible en una peque��sima porci�n de su �rea total. Las temperaturas son extremadamente bajas (varias decenas de grados cent�grados bajo cero), la luz es escasa durante buena parte del a�o, el suelo est� casi totalmente cubierto por hielo y la atm�sfera es sumamente seca.

Las condiciones menos severas para la vida se dan especialmente en el �rea marina, y tambi�n en una estrecha franja que se extiende por la costa continental hasta unos pocos cientos de metros hacia el interior. El ecosistema terrestre ant�rtico carece de los grandes mam�feros que viven en el �rtico; tampoco hay �rboles ni arbustos, ni pastos. Todo esto contribuye a conferirle al continente su particular fisonom�a. En la estaci�n estival, en las escasas zonas sin hielo o nieve, puede distinguirse una vegetaci�n de cierta diversidad en la cercan�a de las zonas de nidificaci�n o de descanso de distintas aves. Como el suelo es arenoso y no posee humus, los minerales necesarios para su supervivencia son aportados por las deposiciones de esas mismas aves. Ocasionalmente pueden divisarse formas vegetales microsc�picas en el agua de deshielo.

Las especies vegetales m�s numerosas son las de l�quenes, asociaciones simbi�ticas de hongos con algas que toman minerales de las rocas. A ellas se agregan musgos, algas, hongos y bacterias. En la pen�nsula ant�rtica y en algunas islas pueden hallarse ejemplares de dos especies de plantas con flores, entre ellas, el denominado clavel ant�rtico. Solo unas pocas especies de insectos y de ar�cnidos han sido detectadas en el continente, pero es frecuente la presencia de par�sitos de aves y mam�feros marinos.

La mayor riqueza biol�gica se encuentra en el mar que circunda al continente, donde se localiza un complejo ecosistema. Esto es posible sobre todo por la alta concentraci�n de ox�geno del oc�ano Ant�rtico.

En las aguas del oc�ano Ant�rtico hay plancton, una comunidad de microorganismos que se desplazan seg�n las corrientes, y pueden tener origen vegetal (fitoplancton) o animal (zooplancton). El fitoplancton est� constituido por algas unicelulares, como las diatomeas, y otros organismos microsc�picos. Constituye el primer eslab�n de todas las cadenas tr�ficas ant�rticas. El zooplancton est� compuesto por organismos que se alimentan de fitoplancton o de otros organismos del zooplancton. De ellos, el m�s abundante es el grupo de los eufausidos, peque�os crust�ceos conocidos con el nombre de krill. Sus enormes card�menes son alimento para peces, mam�feros, aves y otras poblaciones marinas; por ello son elementos determinantes de la din�mica de todo el ecosistema ant�rtico. El krill se ha multiplicado a partir de la virtual extinci�n de las ballenas a las que serv�a de alimento, y representa una opci�n para la alimentaci�n humana por su riqueza en prote�nas. En el oc�ano tambi�n se encuentran esponjas, moluscos, equinodermos, an�lidos y un centenar de especies de peces. Entre los mam�feros que viven en los mares ant�rticos se encuentran las focas (de Weddell, cangrejera, de Ross, leopardo), los ot�ridos, que son las focas con orejas, y el lobo marino de dos pelos, que es el de mayor desarrollo. Estos �ltimos, sin embargo, se concentran sobre todo en las islas localizadas fuera de la convergencia ant�rtica.

Por otra parte, en el continente se han localizado varias especies de aves voladoras, como los cormoranes, las esk�as, los albatros, la paloma ant�rtica, el petrel, las gaviotas y los gaviotines; aves anfibias, como el ping�ino, que anida en tierra y se provee de alimento en el mar, del que existen varias especies: real, saltador, emperador, de Adelia, pico rojo.

Red tr�fica ant�rtica

Red tr�fica ant�rtica

  1. Fitoplancton
  2. Zooplancton
  3. Petrel
  4. Ping�ino Adelia
  5. Esk�a
  6. Calamar
  7. Pez
  8. Ping�ino emperador
  9. Foca de Weddell
  10. Foca de Ross
  11. Pez
  12. Foca cangrejera
  13. Ballena azul
  14. Leopardo marino
  15. Orca

Otros fen�menos curiosos

Quien viaje a la Ant�rtida ser� testigo de un peculiar fen�meno luminoso. Mucho antes de avistar tierra se observa una intensa luminosidad en la atm�sfera. Este fen�meno ocurre dado que el 80% de la radiaci�n solar que llega al continente ant�rtico se refleja y se dispersa en el aire.

Debido a su ubicaci�n en el globo, el C�rculo Polar Ant�rtico permanece en la penumbra durante seis meses consecutivos, para terminar en una noche de 24 horas, el 22 de junio de cada a�o. Luego comienza a verse progresivamente la luz solar durante otros seis meses hasta llegar al 22 de diciembre, iluminado por el sol durante las 24 horas.

Los glaciares son masas de hielo que se mueven lentamente, o que se han movido en el pasado. Se encuentran en las regiones polares y en muchas de las cordilleras del mundo. La velocidad con que se desplaza un glaciar es tan lenta que no puede notarse a simple vista. Ese movimiento depende principalmente del declive del suelo en que se apoya, del espesor del hielo que lo constituye y de la temperatura ambiente. Una forma de medir la velocidad de un glaciar es colocar se�ales que permitan evaluar su desplazamiento al cabo de un tiempo. En la Ant�rtida, estas mediciones dan un movimiento de 500 m por a�o, lo que implica un desplazamiento de algo m�s de 1 m por d�a. Mediante ese procedimiento se puede conocer la velocidad de su superficie, pero esa velocidad no es pareja en todo el glaciar, sino que disminuye en las zonas m�s profundas y hacia los costados. Debido a ello la masa de hielo sufre grandes deformaciones. Los glaciares que no se encuentran en la Ant�rtida se deslizan sobre un fondo rocoso. En la Ant�rtida, en cambio, los glaciares est�n fijados en su fondo, y lo que se desplaza es su parte superior. En las regiones polares los glaciares se desplazan lentamente hacia la costa; all� se producen desprendimientos de enormes bloques de hielo que caen al mar, donde flotan formando t�mpanos.

La nieve se presenta como diminutos cristales con formas muy llamativas que se crean al enfriarse el vapor de agua atmosf�rico. En las regiones polares se producen grandes acumulaciones de nieve debido a las sucesivas nevadas. Las capas profundas quedan as� cada vez m�s comprimidas. Como resultado de la compresi�n, buena parte del aire contenido en la nieve es expulsado de las capas profundas. Al perder aire, las capas inferiores se vuelven m�s compactas. Los cristales de la nieve van sufriendo modificaciones, adquiriendo forma de granos irregulares caracter�sticos de un estado llamado neviza. Tras posteriores compresiones la neviza se transforma en hielo.


textos: Gabriel Serafini
ilustraciones: Fabi�n Slongo
edici�n: Carina Kosel