El deterioro de la capa de ozono
El
ambiente en el que transcurre la vida no es estático, está sujeto a
cambios. Algunos son el fruto de procesos naturales, pero otros son el
resultado de acciones humanas. En este último sentido, y así como
nuestra especie pudo transformar desiertos en lugares habitables,
también afectamos al ecosistema mediante acciones que se desentienden
de sus consecuencias lejanas. La lesión a la atmósfera es un ejemplo de
alteración lesiva, fruto tanto de factores naturales como de conductas
humanas. A la polución tóxica que enrarece el aire urbano se le agrega
el debilitamiento de la capa de ozono sobre la Antártida, lo cual
afecta una amplia zona del planeta. Sobre el Mar Muerto y el Ártico
también se advierte la destrucción de las moléculas de ozono, fruto de
la presencia de óxido de bromo. Descubierta en 1985, la baja
concentración de ozono en el continente blanco siguió una tendencia
preocupante, a punto de alcanzar en 1998 su nivel histórico más
reducido e incrementando, consiguientemente, la zona de influencia del
fenómeno. Así, el agujero de ozono existente provoca una anómala
circulación atmosférica y permite el ingreso de nocivas radiaciones
ultravioleta desde la Patagonia y hasta el sur del Brasil. Si bien el
ozono se ve lesionado por sustancias producidas por la misma dinámica
de la naturaleza -como ocurre con el óxido de bromo-, algunas de
nuestras conductas han tenido fatales consecuencias. Así, la
persistente utilización de gas clorofluocarbono en aerosoles y equipos
de refrigeración ha sido la causa principal de la erosión de la capa de
ozono. El tema se ha discutido largamente en los foros internacionales
y se han forjado algunos acuerdos en la materia, pero todavía no se ha
logrado la sustitución de las sustancias tóxicas. Según los
especialistas, las alteraciones en la capa atmosférica podrían llegar a
tener un impacto en el clima. Dada la sensibilidad del ecosistema a las
alteraciones que recibe, es lógico suponer que sus reacciones nos
afectarán. Mientras tanto, fenómenos climáticos como el calentamiento
de la Tierra parecen guardar vinculación con inundaciones y desastres
naturales. Desastres que causan víctimas, que deterioran las
condiciones de vida y que nos obligan a saber más sobre la naturaleza
para prevenir catástrofes. Y, fundamentalmente, para superar las
prácticas que contribuyen a dañar el entorno en el cual debemos vivir.
Fuente: Diario Clarín.