Someramente descriptas, las anteriores consideraciones cuestionaban los modos de conceptuar los fenómenos sociales; en el campo de la historia, ello se tradujo en una crítica a los fundamentos de la historia social clásica. En especial, se puso en cuestión la propia idea de lo que sería lo social, que ya no se concebía como una estructura homogénea, unitaria y continua "por ejemplo, la estructura de clases" que podía ser pensada desde un centro único "siguiendo el ejemplo, el conflicto entre burguesía y proletariado". En cambio, la nueva historiografía pensó lo social como un conglomerado de múltiples actores sociales considerados como sujetos activos y significativos, capaces de operar sobre la realidad a partir de racionalidades específicas. Tales actores no podían ser reducidos a las categorías predeterminadas utilizadas por los estudios macrosociales como las clases o la profesión, pero el vuelco más importante se produjo en la consideración de la relación entre los actores y la realidad social. En efecto, la realidad social ya no era concebida como una entidad objetiva externa a los sujetos sino como un producto de la acción de esos mismos sujetos; en otras palabras, la sociedad ya no funciona como una estructura coercitiva que determina el destino de los hombres, sino como un conjunto de interrelaciones cambiantes.
Por eso, para poder percibir las dimensiones de los fenómenos sociales, que ahora se consideran múltiples, cambiantes y heterogéneas, es necesario acotar el universo social sometido al análisis, reducir la escala de observación, en otros términos, usar el microscopio en lugar del telescopio. Esta operación permitiría a los historiadores percibir a los actores de carne y hueso, y no tanto categorías abstractas.
Dos obras colectivas de los años noventa ilustran este cambio: New perspectives in historical writing, compilada por Peter Burke y traducida en 1993 al castellano bajo el título Formas de hacer Historia, y Les formes de l'expérience. Un autre histoire sociale (Las formas de la experiencia. Otra historia social), dirigida por B. Lepetit (1995). En ellas se alienta el paso de la clásica historia social a una historia de la sociedad, llamada nueva historia social en Francia o ciencia social histórica en Alemania.
Según lo hemos anticipado, las dos rupturas más significativas de este cambio está vinculada con los actores y con la escala de observación. A continuación trataremos detalladamente ambos problemas.