Confeccionemos una lista. Cada uno de esos ítems debe ser tomado como una iniciativa personal y como un
tema de debate entre docentes. El trasfondo de todo este ejercicio lo constituye una cuestión decisiva que
puede ser formula de distintas maneras: ¿cuento con suficiente libertad como para transmitirla y potenciarla
en los demás? o la filosofía que enseño... ¿ayuda a ser libre?
Creo que este es el punto de partida para lograr disciplinas, docentes y alumnos que aporten pasión, frescura
y riqueza de pensamiento.
A continuación, propongo un ejemplo:
La escuela donde trabajo
- No me permiten modificar el plan de estudios
- Tengo demasiados alumnos
- Es una institución muy conservadora
- Los padres no avalan la innovación
- Aporto ideas pero estas no se toman en cuenta
- No disponemos de computadoras
La asignatura
- Muchas cuestiones resultan aburridas para los alumnos
- No logro que comprendan la importancia de la filosofía
- Los textos de Kant son muy complejos para el aula
- Los temas del plan son muchos y el tiempo es escaso
Yo como docente
- No me interesa incluir textos orientales en el plan
- Estoy bastante aburrida de la docencia
- Me gustaría enseñar sólo Aristóteles.
- No tengo tanta iniciativa como para enfrentar a los lideres de la institución y proponerles mi propio plan
de trabajo.
Sería muy interesante que podamos, entre todos, sugerir otras listas.
Un gran saludo
Javier Cruz