Soushenji, de Gan Bao (fragmentos)
1
“En las cimas de los montes más altos que hay al sudeste del reino de Shu habitan ciertos animales extraordinarios. Pertenecen a la familia de los orangutanes, miden casi dos metros de alto y caminan erguidos sobre dos patas, igual que los hombres. De hecho, caminan y corren tan rápidamente como las personas. Jiaghuo, mahuay monos jue son tres de los nombres que reciben. Espían si entre aquellas mujeres que van por las veredas las hay hermosas y, cuando es así, las raptan de modo tal que ninguno de sus acompañantes se dan cuenta….”
2
En cierta casa de la prefectura de Yuzhang aparecieron de repente unos hombrecillos que apenas medían medio palmo de alto. Aparecieron en la cocina, y uno de ellos murió de un pisotón que, sin querer, le fue a dar una cocinera, que no los había visto. Pero lo que sí vio a continuación es cómo se llenaba la cocina con cientos de ellos y cómo la cruzaban enlutados, portando un féretro y plañendo y tocando marchas fúnebres como en cualquier otro funeral.
3
Al respecto de hechos semejantes, anota Jing Fang en Casos extraordinarios: “La aparición de ratoncillos bailando en medio de las puertas augura que van a infringirse penas de muerte sin previa investigación y esclarecimiento de los hechos”.
4
Cierto día de verano, la madre de Song Shizong pidió a todos los que estaban en la casa que la dejasen a solas un rato, pues quería darse un baño en una cuba. Así hicieron. Pero tardaba ya tanto en salir que, muy extrañados, fueron a mirar por una ranura de la pared, y no vieron cuerpo de mujer ninguno dentro de la cuba, sino una gran tortuga de mar. Abrieron las puertas de par en par y entraron todos a la vez, niños y mayores, y nadie pudo comunicarse con ella, y a todos se les llenaron de lágrimas los ojos al ver que la horquilla de plata con que solía sujetarse el pelo estaba ahora prendida en la cabeza del animal, el cual empezó bien pronto a dar señales de querer irse de allí.