Ilustración: Gustavo Damiani
La comunidad internacional no sólo se ha planteado la necesidad de admitir a los niños como ciudadanos con derechos y garantías constitucionales al igual que los adultos sino que, además, ha comenzado a comprender que la inclusión de sus perspectivas en los espacios públicos puede aportar mucho al bienestar de todos. De este modo, puede afirmarse que la democracia es buena para los chicos y que los chicos son buenos para la democracia. Los derechos de los chicos están reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño y tienen rango constitucional. El ejercicio de estos derechos corresponde tanto al ámbito familiar y al escolar como al sociocomunitario. Para una convivencia armoniosa y solidaria, son necesarios el diálogo y el reconocimiento mutuo de derechos y obligaciones. La escuela es uno de los espacios públicos donde los niños deben ser reconocidos como sujetos de derecho y donde se constituyen como tales. También, es uno de los ámbitos en el que aprenden a ser ciudadanos.
Lo que se busca mediante esta propuesta es iniciar a los niños en el proceso de reflexión sobre los derechos que les corresponden en relación con los adultos y con sus pares (ya que el niño se constituye en relación con los otros). Es importante que reconozcan que los padres de familia o las personas que cumplen este rol tienen la obligación de darles protección, seguridad y afecto y que el Estado, a través de sus instituciones, debe garantizar que sus derechos se hagan efectivos. Los niños vivencian el cumplimiento o no de sus derechos mediante los vínculos que mantienen en la vi da cotidiana. En la siguiente actividad, le proponemos trabajar especialmente sobre uno de los derechos: el derecho a ser escuchado.
La posibilidad que aquí le sugerimos para abordar este tema es la organización de una función de títeres, ya que este recurso promueve el desarrollo del aprendizaje a partir de las experiencias propias. El títere es un medio que facilita la manifestación de los sentimientos, los gustos y las necesidades ya que potencia las posibilidades expresivas de los niños, demandando su participación activa y reflexiva.
A continuación, le presentamos una secuencia de los pasos para desarrollar la actividad.
Flopy. -Mamá, la perrita de Paula tuvo cachorritos, me dijo si quería uno. A mí me
encantaría, lo cuidaría, le daría de comer...
Mamá. -No se te habrá ocurrido decirle que sí, ¿verdad?
Flopy. -Yo lo quiero mamá. Dale, sé buena, yo lo voy a cuidar...
Mamá. -Ni lo sueñes, esta noche cuando vuelva lo hablamos. (La mamá se muestra apurada y se
está preparando para salir.)
Flopy. -¿Ya te vas? Quería contarte algo que pasó en el cole.
Mamá. -Ahora no puedo, hablá con papá. Flopy. -Pero mami, él recién
llegó, está escribiendo en la máquina, sabés que no me va a escuchar.
Mamá. -Ya me estoy yendo a trabajar, cuando vuelva charlamos, ¿sí? Un besito.
(La mamá le da un beso y se va, Flopy se queda sola, perpleja. Suena el timbre, Flopy abre la puerta y
aparece Nacho, el hermano menor de Flopy).
Nacho. -Hola Flopy, estás triste, ¿qué te pasa?
Flopy. -Estoy triste porque mamá salió apurada y no me pudo escuchar.
Nacho. -¿Qué querías decirle a mamá?
Flopy. -Que quiero traer un perrito a casa y... además... contarle lo que me pasó en la
escuela.
Nacho. -¿Y por qué querías contárselo?
Flopy. -Porque me gusta que sepan lo que me pasa.
Nacho. -¡Ah, sí! A mí también me gusta que me escuchen y... también me gusta
salir de paseo; pero... un perro... ¡no! Da mucho trabajo.
Flopy. -Bueno, ahora me tengo que ir a la casa de Paula. Chau, Nacho, después hablamos.
Nacho. - Pero...
(Flopy se va y el títere Nacho entabla un diálogo con los niños.)
Nacho. -¡Hola, amigas y amigos! ¿Cómo están?... Menos mal que se quedaron. ... Y a
ustedes, ¿qué les gusta?
Para dar cierre y sintetizar los contenidos de esta actividad usted intentará reforzar la comprensión de los niños sobre las siguientes actitudes e ideas:
Otra posibilidad de desarrollar esta actividad (sin la representación de títeres) será preparando una pequeña dramatización con la participación de los propios niños. En ese caso, usted podrá desarrollar un diálogo similar al trabajado aquí.
Otra alternativa es recurrir a la expresión plástica. Si elige esta variante, podrá leer a los chicos aquellos artículos de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño referidos al derecho a ser escuchado (artículos 3, 12 y 13). Y, cuando la lectura y los comentarios terminen, podrá pedir a los niños que formen grupos de cuatro o cinco integrantes para realizar, mediante alguna técnica plástica, una ilustración sugerida por el derecho que acaban de escuchar y sobre el cual han reflexionado.
1. Francesco Tonucci, Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, en Cuentoconvos. Un libro de cuentos sobre tus derechos, Buenos Aires, MCEN, 1999.