Luis Felipe Noé

Introducción a la esperanza

, 1963

Óleo sobre tela

201 x 224 cm

Colección Museo Nacional de Bellas Artes

Audio Texto

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Luis Felipe Noé, Introducción a la esperanza

Estamos frente a una manifestación. Pero ¿quiénes son los manifestantes? Si los mirás detenidamente, vas a ver que en realidad no tienen caras muy definidas. El artista no se detuvo a pintar en detalle sus caras ni sus cuerpos sino que estos se van armando a partir de pinceladas sueltas, muy expresivas. Se nota que no tuvo una intención naturalista, es decir que no pretendía que esas caras parezcan de verdad. ¿Por qué? En esa época, Luis Felipe Noé formaba parte de un grupo de artistas que se proponía renovar la manera de representar la figura humana, llamado Nueva Figuración: “…Simplemente somos un conjunto de pintores que en nuestra libertad expresiva sentimos la necesidad de incorporar la libertad de la figura…”. Esa libertad le sirve a Noé para expresar el desorden, el caos y la fuerza de la manifestación popular. Además, los cuerpos de estas figuras se mezclan en una gran mancha, porque no importa quién es cada uno de ellos, lo importante es que juntos son el pueblo.

Y ¿qué reclama este pueblo? Miremos los carteles. Algunos pintados, otros anexados como si fueran pancartas reales sostenidas por esta multitud, tienen consignas muy diferentes.

Noé, un artista central en la historia del arte argentino de los últimos 50 años, siempre estuvo interesado en llevar a la tela los conflictos de la historia y de la vida política y social del país. Pintó Introducción a la esperanza en un momento muy convulsionado de la historia argentina. Sin embargo, más allá de ese momento histórico en particular, las consignas y reclamos de las pancartas, asociados al fútbol o a reclamos de progreso y honestidad, hablan de lo popular. Podemos pensar que hay algo que trasciende estas demandas específicas, y que tiene que ver con el derecho a manifestarse y reivindicar aquello que consideramos justo.