Esta obra fue realizada a fines de la década de 1990. Por aquellos años nuestro país vivía un extraño proceso en el cual parecía que todos teníamos acceso al consumo, a las compras a crédito y al esparcimiento, pero sin embargo muchas personas se vieron gravemente afectadas por el cierre de sus lugares de trabajo y la degradación de sus condiciones de vida. Daniel Ontiveros, como muchos artistas de esa época, fue muy crítico con la escena sociopolítica de esos momentos.El título de la obra Cabecitas negras es muy sugerente. La obra consiste en espejos que tienen montados íconos del consumo de la industria del entretenimiento, teñidos de negro. Son cabezas de personajes de dibujitos animados extranjeros como el Pato Donald o Tweety.¿Qué imagen creen que nos devolverá el espejo al acercarnos a esta obra? ¿Qué piensan que nos quiere decir el artista?Ontiveros nos propone un juego donde nuestra identidad se opone y a la vez se confunde irónicamente con símbolos del consumo extranjero transformados y afeados. ¿Quiénes son los cabecitas negras? ¿Por qué?El título ambiguo hace referencia a lo peor de la xenofobia local, que discrimina a los nuevos pobres de la Argentina de fin del milenio. Expresiones como “cabecitas negras” forman parte de un largo glosario de términos que señalan y construyen estereotipos sobre quienes no tienen acceso a la sociedad de consumo.Esta obra intenta hacernos reflexionar, y esas mascaritas sonrientes son apenas los portavoces de un doble mensaje que deberá dilucidar el espectador por sí mismo.