“Planta acuática de hojas acorazonadas, que se entretejen”, podríamos agregar, como los hilos de la trama que trazan Chiachio y Giannone.

Las dos manos que se encuentran a la derecha de la obra se enlazan con una lana, componiendo la tela como si fuese una sinfonía a cuatro manos. Y esto es literal: los artistas bordan sus trabajos formando un conjunto creativo.

La imagen muestra dos personajes sobre la flor del irupé, cuyos límites parecieran no estar definidos. Flotan casi a la deriva, sosteniéndose el uno sobre el otro, y a diferencia de Rómulo y Remo, abandonados a su suerte en las aguas del Tíber, no entablarán ninguna lucha de poder entre ellos.

Así, Amor del irupé se relaciona con la leyenda guaraní de la flor del irupé, nacida de las aguas como encarnación del alma de los enamorados.