Pablo Renzi
El día de la primera comunión
, 1977Óleo sobre tela
150 x 120 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes
En primer plano encontramos representado a un niño en actitud distante, solemne, con la mirada dirigida hacia el frente. Sin embargo, no sabemos con exactitud a quién está dirigida esa mirada. ¿Está observando a su familia? ¿O acaso los observados somos nosotros, los espectadores?
El marco de la imagen que se proyecta detrás del niño confunde aún más. ¿Es un espejo o es un cuadro? Los personajes parecen salirse del marco, como si por medio de este recurso pudieran atravesar el espacio de la pintura para hacerse reales.
De una u otra manera la familia está detrás como enclave, como punto de referencia. El juego de miradas entre el afuera y el adentro de la obra abre un espacio de reflexión sobre lo real y lo inventado, sobre el recuerdo y lo imaginado. La ventana del fondo genera un espacio más a conocer, una máscara más que tendremos que sacar para poder develar el misterio de la representación, del inquietante juego entre lo visto y lo recordado.