Como si fuese una obra de teatro que Raquel Forner invita a observar, El drama se desarrolla en un escenario terrorífico de pérdida y muerte. Muchos de los elementos que representan la caída del proyecto de un mundo feliz y racional están puestos de manifiesto en este cuadro. La artista se encuentra profundamente conmovida por los desastres de la Segunda Guerra Mundial, y representa el desconcierto y el dolor ante tamaño horror humano. El mapamundi caído es metáfora del desequilibrio del mundo que intenta ser rescatado por la mano de una historia que deberá ser necesariamente reescrita.

Las mujeres son las protagonistas de esta obra, las que se quedaron del otro lado del frente de batalla, desconcertadas pero fuertes. Así lo atestiguan sus brazos y sus cuerpos. La mujer de la izquierda observa la caída de la historia, ataviada casi como una piedad. Las mujeres de la derecha parecen dirigir una plegaria a un cielo que dista bastante del paraíso. En el plano del fondo y al centro se erige la figura de un esqueleto que es una radiografía del hombre moderno: nada de la carne, nada de lo humano aparece representado. Arriba a la derecha, casi como una trinidad, tres paracaidistas representan una posible esperanza de salvación en medio de un mundo plagado de dolor y tragedia.