Juan Carlos Romero

Autorretrato

, 2000

Infografía (núm. 2/ 50)

74 x 60 cm

Colección Castagnino+macro

Audio Texto

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Juan Carlos Romero, Autorretrato

¿Cómo aparecer a los desaparecidos? Llevarlos en el cuerpo, hacerlos memoria en la carne, enterrarlos dentro de uno, al menos, para hacer visible lo invisible.

Romero toma fotografías de un cementerio de la ex Yugoslavia, y observa en esas imágenes un correlato con los centros de detención clandestina existentes en la Argentina del Proceso. Un amasijo de huesos se funde con la piel del artista en este particular autorretrato, donde el cuerpo aparece muy blanco, como si estuviese muerto, mientras que el rostro conserva el color de lo vivo.

Los cementerios son lugares en donde se conserva la memoria de los antepasados. La necesidad de enterrar los cuerpos de los familiares es de hecho expuesta como una ley natural; basta con leer la Antífona, de Sófocles.

En la obra de Romero el cuerpo expone y el rostro denuncia, convirtiendo a la imagen en un autorretrato del dolor y en documento de ese dolor, no ya individual sino colectivo, encarnado en la figura del artista. Su presencia funciona como mediadora entre la realidad y el hombre, apelando a la memoria y al recuerdo activo, no ya de la cabeza, sino de todo el cuerpo, incluso del cuerpo social.