Entre los diversos temas sobre los cuales el arte ha reflexionado a lo largo del siglo XX, uno de los más vigentes e importantes es la relación entre el hombre y la naturaleza. Diferentes artistas realizaron increíbles aportes investigando esta compleja relación milenaria a través de sus propias propuestas creativas.

En la instalación que observamos, Romina Orazi le propone al espectador una curiosa responsabilidad: una planta depende de su participación para seguir viviendo.

En esta máquina electromecánica y biológica, cuando alguien inserta una moneda se activa un mecanismo de riego e iluminación. La planta puede secarse si no despierta interés en los espectadores, o morir ahogada por una participación desmedida de ellos. Por otro lado, se plantea que las monedas que el proyecto recaude servirán para crear nuevas especies de la planta.

Este proyecto nos invita a reflexionar sobre varias cuestiones: ¿Qué significa estar vivo? ¿Cuáles son los límites entre la vida orgánica y la vida artificial? ¿De qué manera los seres vivos estamos insertos en un mercado económico y dependemos de él para la subsistencia?

Esta propuesta revela nuestra responsabilidad para sostener la vida vegetal y, en palabras de la artista, designa “la toma de conciencia de la fragilidad que los ecosistemas sufren en la contemporaneidad”.