Esta obra de Antonio Berni pertenece a la serie dedicada a Juanito Laguna. Se trata de un grupo de obras realizadas en los años 60, en las que se relata la vida cotidiana de un niño de una villa miseria del Bajo Flores. Juanito es un símbolo: con él Berni representa a los chicos que están en situación de pobreza, habitando hogares humildes. En la Argentina, las dificultades económicas llevaron a muchas familias a asentarse en los límites de la urbe, dando lugar a los barrios que conocemos como “villas”. Es el impacto de las migraciones internas, con el consecuente crecimiento poblacional de las ciudades y su periferia.

En este collage hecho sobre madera, Juanito viste ropa real: pantalón, chaqueta, gorra, y lleva un bolso y una bolsa de arpillera colgando del hombro; está listo y va camino a la ciudad. Si observamos su entorno, puede notarse que está rodeado por diferentes elementos de descarte: latas, cartones, chapas y maderas. Son materiales que generalmente la sociedad de consumo desecha pero que otros recolectan convirtiéndolos en mercancía que venden o utilizan para su subsistencia. En contraste, y a lo lejos, se ve la ciudad. Allí el espacio es más claro y visualmente limpio; los edificios –hechos con matrices industriales– mantienen un formato regular y ordenado. Las diferencias formales entre el barrio pobre y la ciudad buscan marcar los contrastes sociales. Así, esta obra escenifica la realidad y cuestiona la pobreza y la miseria social.

Sobre Juanito, el artista dijo: "Juanito Laguna [...] es un símbolo que yo agito para sacudir la conciencia de la gente. [...] Juanito Laguna no pide limosna, reclama justicia; en consecuencia pone a la gente ante esa disyuntiva; los cretinos compadecerán y harán beneficencia con los Juanitos Laguna; los hombres y mujeres de bien, les harán justicia”.