Alberto Greco
Sin título
, 1960Óleo, brea y bleque sobre tela
200,5 x 100,8 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes
Esta obra parece contradecir cualquier concepción del arte ligado a la belleza. No representa nada. Tampoco hay composición cuidada; no hay una búsqueda de combinar colores ni un juego de formas. Sí podemos percibir texturas de brea y bleque chorreados sobre el bastidor. Se presenta una especie de enigma, como si algo estuviera aconteciendo ahí detrás y fuese velado y tachado por un negro pegajoso.
Alberto Greco fue un artista muy singular y provocador que formó parte del movimiento Informalista, hacia fines de la década del 50. Decía que pintaba porque sino iba a reventar.
Su necesidad imperiosa de expresión lo llevó a desarrollar una forma particular de pintar. Buscaba perder el control sobre el proceso de realización; entonces, dejaba las obras al aire libre para que la lluvia, el sol y la suciedad afectaran los materiales de manera inesperada. Incluso hay una anécdota que dice que Greco orinaba sobre los bastidores para obtener reacciones orgánicas.
En palabras del artista: “Nunca sentí la geometría ni las matemáticas; decididamente no las entiendo. Nunca me han emocionado. No las niego, pero creo en la otra pintura, en la pintura vital, en la pintura grito, en la pintura como una gran aventura de la que podemos salir muertos o heridos pero jamás intactos, algo así como entrar a un gran bosque sin ideas preconcebidas.”