Gyula Kosice

Pintura Madí A-3

, 1946

Esmalte sobre tabla

64 x 39 cm Marco: 73 x 49 x 1,5 x 4 cm

Colección Museo Nacional de Bellas Artes

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Gyula Kosice, Pintura Madí A-3

El artista que realizó la obra que observamos reflexionó, escribió y trabajó sobre una cuestión a la que hasta el momento no se había prestado mucha atención: la problemática de los marcos en la pintura.

El marco dorado, rectangular u ovalado que vemos usualmente en los museos, es una convención que existe hace más de dos milenios. Tiene muchas funciones pero la más importante es la de separar la imagen de su exterior: para el espectador funciona como un límite y da acceso al mundo imaginario. Se dice que el cuadro representa una “ventana al mundo”.

Gyula Kosice integró la vanguardia argentina Arte Concreto-Invención y luego el grupo Madí. Estos jóvenes artistas escribieron manifiestos y publicaron revistas en las que proponían un “arte de invención”. Estaban entusiasmados por los aportes de la ciencia y planteaban un arte puro. A diferencia de la tradición figurativa que “representaba” la naturaleza, ellos querían “presentar” nuevas realidades mediante colores planos, formas geométricas y marcos recortados e irregulares.

¿Cuál pensás que es la función del marco en la obra que vemos? ¿Creés que implica un corte arbitrario para la temática de la obra o se desprende de ella? ¿Por qué?

Sirven como respuesta algunas palabras del “Manifiesto Invencionista”:

“Lo fundamental: rodear al hombre de cosas reales y no de fantasmas.
El arte concreto habitúa al hombre a la relación directa con las cosas y no con las ficciones de las cosas.
A una estética precisa, una técnica precisa…
Ni Buscar ni Encontrar: Inventar.”