Jorge de la Vega
Intimidades de un tímido
, 1963Óleo y collage
260 x 194,8 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes
¿Si tuvieras que diseñar un conjunto de bestias, cómo serían? ¿Cuál sería su aspecto monstruoso? ¿Qué mezcla de animales, personas o plantas, se te ocurriría?
Jorge de la Vega dedicó una etapa de su carrera al armado de un bestiario en el que incluyó esta obra. Durante la Edad Media, los bestiarios eran volúmenes ilustrados de animales y plantas reales e imaginarios de difusión común y moralizante. Luego, la historia del arte tomó su potencial creativo y muchos artistas inventaron sus propios catálogos de bichos extraños. Hoy, los bestiarios siguen siendo inspiradores y hasta conocemos juegos de rol, donde seres fantasiosos y mitológicos conviven con los humanos.
Pero esta, ¿qué tipo de bestia es? ¿Cuántos pares de ojos tiene? ¿Cuáles son sus fauces? ¿Dónde empieza y dónde termina? No es tan simple distinguirla.
Jorge de la Vega fue uno de los protagonistas de la escena cultural de los años 60 en nuestro país. Y como buen exponente de la vanguardia, fue un artista renovador, vital y comprometido.
La técnica de esta obra se definió como bricolaje, incluye telas drapeadas y numerosos y variadísimos elementos pegados.
Decía De la Vega: “Quiero que mi pintura sea natural, sin limitaciones ni fórmulas, improvisada como es la vida que crece por todos lados, que yo no quiero y hace lo que le da la gana”. Así, los personajes del bestiario parecen provenir del mundo infantil y se desprenden de la tela de la pintura sin fórmulas: natural y peligrosamente independientes.