El universo se expande; lo sabemos desde 1929, cuando Hubble, un astrónomo norteamericano, lo propuso. Si el universo se expande, también se propaga el universo de Doffo.

Un principio metafísico reza que “como es arriba es abajo”. Probablemente, el artista ha comprendido el sentido último de esta frase, entendiendo dicha sentencia como un vértigo, pero un vértigo de lo común, de lo de todos los días, de esos pequeños actos y momentos que modifican nuestro presente.

El universo terrenal de Doffo se parece al universo sideral. Así, retrata, detrás de esta atmósfera expansiva, su pueblo natal, Mechita, que parece elevarse y expandirse hacia un otro espacio, traspasando incluso los límites de lo material y de lo físico. La simetría acompaña toda la composición del cuadro. Puede dividirse en partes iguales, porque así es el universo: matemáticamente perfecto. En el centro, la pintura se deshace en partículas dando la sensación de expansión y contracción envuelta en la soledad del infinito, tal cual habrá sido en el primer segundo después de la explosión del Big Bang.