En Figura podemos ver un gran cuerpo femenino que ocupa casi la totalidad de la superficie del cuadro. Este tipo de figuras monumentales fueron muy trabajadas por los artistas italianos del siglo XV. Spilimbergo viajó por Italia y pudo ver y estudiar las obras de estos artistas en iglesias y museos. También estudió en Francia con André Lhote, quien pregonaba el “retorno al orden”, e incluso trabajaba con ciertas máximas cubistas.

La mujer está sentada en el interior de una casa. La luz se filtra a través de la ventana del plano del fondo, volviendo a la monumental figura mucho más liviana.

La obra está planteada a través de un juego con los paños, con el facetamiento y con el ritmo que los colores introducen en la imagen.

Algo de lo nostálgico o lo perdido aparece en las obras de Spilimbergo, y esta no es una excepción. La mujer, sumida en sus pensamientos, apoya su mano en el mentón y dirige la mirada hacia un punto inaccesible para el espectador; pareciera mirar otro tiempo e incluso observar un espacio que nos es ajeno.