Dado que representa una excelente síntesis del contexto en el que esta perspectiva geográfica se inscribe, conviene reproducir un párrafo del texto de Capel y Arteaga sobre "Las nuevas geografías":

Durante los años 1940 a 1960 se generalizan en todas las ciencias humanas grandes cambios metodológicos. Estos están en relación con el triunfo de un nuevo positivismo que deja sentir su influencia tanto en la filosofía como en la ciencia. Se vuelve a insistir ahora en la vieja idea positivista de la unidad de la ciencia, en la búsqueda de un lenguaje común, claro y riguroso, que permita dar validez general (o intersubjetiva) a los resultados. Se acepta otra vez el reduccionismo naturalista que considera las ciencias de la Naturaleza como modelo de toda cientificidad y se pone de nuevo el énfasis en la explicación, en la búsqueda de leyes generales como camino para conseguir lo que ha de ser la auténtica meta científica: la predicción. Se postula, por último, la neutralidad de la ciencia, excluyéndose de ella los juicios de valor y afirmando el carácter objetivo y descriptivo del trabajo científico. (Capel y Urteaga, 1984: 26)

Este regreso de las perspectivas positivistas, que acontece fundamentalmente en el mundo anglosajón, se vincula en gran medida con un contexto socioeconómico que vuelve a valorar fuertemente el conocimiento para la acción y la toma de decisiones, cargando a la ciencia y sus resultados de una marcada positividad. El positivismo, por otra parte, se verá enriquecido con la asunción de posturas que se proponen superar el camino inductivo, enfatizando en cambio en el camino o método hipotético deductivo que, partiendo de postulados teóricos, intenta la verificación de las hipótesis propuestas, a través de la observación controlada de la realidad y la utilización de un lenguaje universal y unívoco: el matemático.

En este contexto, las tradicionales explicaciones de la geografía regional serán fuertemente cuestionadas, y el artículo que Fred Schaeffer publica en 1953 criticando lo que él denominó el carácter "excepcionalista" de la geografía puede considerarse como el manifiesto de dicho cuestionamiento. La descripción de lo único y particular (la descripción regional) será cuestionada por ser insuficiente, ya que no permite alcanzar la formulación de leyes o principios generales, ni está organizada a partir de alguna teoría a cuya comprobación contribuya, y al mismo tiempo permita explicar los hechos observados. El énfasis en la teoría llevará a que esta perspectiva reciba el nombre de geografía teorética.

También recibirá el nombre de geografía cuantitativa por el énfasis puesto en los modelos y lenguaje matemático y en el uso de técnicas estadísticas. La búsqueda de regularidades subyace al tratamiento de grandes cantidades de información, práctica que se beneficia por el desarrollo de herramientas computacionales que la facilitan. El denominado análisis locacional será uno de los ejes de la producción, orientada a comprender las pautas que explican la distribución de los fenómenos en el espacio, encontrando las regularidades y formulándolas en términos de leyes o principios probabilísticos. El estudio de los sistemas de asentamiento urbano, de la localización espacial óptica de industrias y servicios, las dinámicas de flujos espaciales o la distribución de usos y costos de la tierra en función de la distancia son ejemplos del tipo de temáticas que se abordaron desde estas perspectivas.

La "nueva geografía" tuvo la virtud de poner en cuestionamiento, y movilizar, a la tradicional geografía regional, obligándola a salir de su aislamiento y de su conformismo, llevándola hacia preocupaciones teóricas compartidas con el resto de las ciencias, e incitándola a experimentar con metodologías nuevas y rigurosas , en el marco de diseños de investigación altamente formalizados.

Sin embargo, rápidamente esta tendencia también fue objeto de críticas, muchas de ellas llevadas adelante por algunos de los geógrafos que habían tenido destacada actuación en ella, como David Harvey o William Bunge. Estas críticas se inscriben en tendencias más amplias de contestación social que tendrán lugar a partir de fines de los años sesenta. Y el argumento central de estas críticas será claro y contundente: el orden espacial que la "nueva geografía" analiza es, en rigor, la expresión de un orden social, el capitalista, cuyas características quedan fuera de toda posibilidad de indagación mediante este modelo de cientificidad.


La metodología neopositivista o teorética en geografía

El interés por el desarrollo de enfoques metodológicos acordes con los parámetros de la cientificidad neopositivista es explícito en los autores que adscriben a esta perspectiva. David Harvey fue uno de ellos. Su libro Explanation in Geography (traducido al español con el título de Teorías, leyes y modelos en Geografía), publicado a fines de la década de 1960, es un claro exponente de esta preocupación. La observación de su índice muestra la gran distancia existente entre sus contenidos y los que preocupaban a los geógrafos regionalistas.

David Harvey, Teorías, leyes y modelos en Geografía

ÍNDICE

(Harvey, 1983:7-14)