A principios de la década de 1980 se sabía cómo alterar genes, cortar pedazos de ADN, duplicarlo y sintetizar ADN artificial. El paso siguiente en la imaginación de muchos, legos o científicos, era duplicar organismos, es decir, clonarlos. La historia comenzó con un pez. Luego vinieron ovejas, como la célebre Dolly (el primer mamífero clonado a partir de un célula de animal adulto), cerdos, gatos, vacas, conejos, ratones y otros. En Berkeley, California, se clonó un animal extinguido, la quaga (Equus quagga), una cebra que dejó de verse en estado silvestre hacia 1870 y desapareció de los zoológicos una década después. Tenía franjas solo en cabeza, cuello y mitad anterior del tronco, y una tonalidad uniforme, amarronada amarillenta, en la mitad posterior.

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Foto de un quaga vivo, tomada en el Zoológico de Regent?s Park de Londres en 1870.

En realidad, la historia de la clonación es un poco más antigua que esto. Los primeros pasos dentro de lo que hoy conocemos como clonación los dio un embriólogo alemán, Hans Spemann, quien en 1901 dividió exitosamente un embrión de tritón de dos células en dos partes distintas y logró producir dos animales idénticos. Durante los comienzos de la década de 1950 cincuenta, F.C. Steward realizó clonaciones de plantas de manera exitosa y produjo infinidad de zanahorias clonadas. Luego, desde el Instituto de Investigación del Cáncer en Philadelphia se dio a conocer la noticia que el grupo de investigación de Robert Briggs y Thomas King habían clonado una rana leopardo.

En 1984, tras infinidad de experimentos intensivos en ratones, Davor Solter, del Instituto Wistar de Philadelphia, publicó un extenso artículo en la revista Science donde afirmaba que la clonación de mamíferos por transferencia nuclear simple era biológicamente imposible. Esta conclusión fue aceptada como un hecho, y produjo una fuerte reducción en los fondos para la investigación sobre la clonación. La situación se revirtió drásticamente cuando Ian Wilmut y Keith Campbell publicaron en Nature en 1996 la obtención de dos clones de ovejas (Megan y Morgan) a partir de embriones de nueve días de edad. Un año después, el equipo de Wilmut lograría clonar a la oveja Dolly.

No mucho tiempo después de que los detalles sobre los procedimientos usados para lograr clonar satisfactoriamente a Dolly fueran publicados, comenzaron a aparecer otras clonaciones exitosas con la misma técnica (o similares), incluidos ratones clonados por el equipo de Wacayama en 1998, ganado vacuno clonado en diciembre del mismo año, cabras por el equipo de Baguisi en 1999, macacos rhesus clonados por Chan en el 2000 y cerdos en ese mismo año.